Lo comentaba él mismo hace dia y medio. Darán que hablar. Y tanto.
Como mucha otra gente, sigo el blog Pixel y Dixel desde hace unos cuantos años. Y ademas, tuve la suerte de conocer a Jonan Basterra hace cosa de un año, cuando nos citaron a unos cuantos blogger en la T4 de Barajas para conocer algunas de sus interioridades. Para mas cachondeo, tuvimos que ir juntitos al pasar todos los controles porque se equivocaron al imprimir nuestras tarjetas de acredicación: la mia tenia su foto y su acreditacion, mi careto.
Hoy Jonan ha tenido su minuto (laaargo minuto) de fama fotográfica: Una foto suya ha sido portada en la version impresa de El Pais y tambien ha sido usada en El Mundo. Los dos periódicos de mayor tirada en España usando una foto suya.
No es la primera vez que Jonan consigue una portada. Como buen pamplonica, no se pierde unos San Fermines de hace años y aprovecha para tirar fotos. Tan buenas que hasta el El Diario de Navarra, donde ha publicado unas cuantas, le dio este año un premio.
Pero hablando de las fotos que me han motivado a escribir esta entrada, la que publica El Pais no es, para mi gusto, la mejor de la serie que hizo. Ni mucho menos. La mejor segun mi opinion es la que él mismo publicó en su blog. Esta:
¿Porque me parece impresionante la foto?. Porque fue tomada al mismo tiempo que en Madrid habia una manifestación contra el gobierno, contra una clase política alejada de la realidad de los ciudadanos y que vive en su propio mundo de ilusiones políticas. Una manifestación que se saldó con mas de 60 heridos. Y mientras, ¿Mariano que?. Dando cuenta de un veguero por la 5ª avenida de Nueva York, con aspecto de hombre no ya del siglo XX, sino del XIX. Rodeado de un séquito vestido igual que su lider, con aspecto de gangsters de la época de Lucky Luciano.
Para rematar la faena, tras fumarse su puraco, Rajoy declaro que agradecía su colaboracion a todos los españoles que no se habian manifestado.
Y asi nos va. Como la frase (para enmarcar) que leí el otro dia en twitter:
En este país sólo hay una cosa más débil que la palabra de un político: La memoria de sus votantes.