lunes, 5 de julio de 2010

La España de chiste

Contado así, casi parece un chiste. Pero no, todos sabemos que tuvieron los huev*s de gastarse una pasta en la tontería:

Un andaluz medio analfabeto, presidente autonómico, hablaba con torpeza en catalán mientras otro andaluz casi tan analfabeto como él, vicepresidente tercero del Gobierno, escuchaba mediante un auricular la disparatada traducción a una lengua, el castellano, que ambos conocían –decir dominaban es excesivo– casi perfectamente. Y mientras, en sus bancos, encantados de estar allí, los cómplices de esos dos sujetos aplaudían.


Del artículo semanal de Arturo Pérez-Reverte, Patente de Corso.